ACTA N.º 92-2021

 

 

Sesión extraordinaria celebrada por el Tribunal Supremo de Elecciones a las nueve horas del veintisiete de octubre de dos mil veintiuno, con asistencia de los señores Magistrados Luis Antonio Sobrado González –quien preside–, Eugenia María Zamora Chavarría, Max Alberto Esquivel Faerron, Luz de los Ángeles Retana Chinchilla y Hugo Ernesto Picado León.

 

ARTÍCULO ÚNICO. RENUNCIA DEL SEÑOR MAGISTRADO PRESIDENTE SOBRADO GONZÁLEZ.

A) Renuncia del señor Magistrado Presidente Luis Antonio Sobrado González. Del señor Magistrado Presidente Sobrado González se conoce memorial de hoy, dirigido a la señora Magistrada Vicepresidenta Zamora Chavarría, del cual hace lectura y en el que literalmente manifiesta:

En resolución núm. PIC-0024-P-2021 del pasado 20 de octubre, que adquirió firmeza el día de hoy, el Registro Electoral inscribió la candidatura de la señora Ana Lupita Mora Chinchilla a la Vicepresidencia de la República por el partido Costa Rica Justa, que también la está postulando como candidata a diputada.

Como usted lo sabrá, ella es una pariente cercana, en tanto hermana de mi esposa, y nos unen profundos lazos de afecto.

Esta circunstancia impide que pueda yo mantenerme al frente del Tribunal Supremo de Elecciones sin causarle con ello una indebida afectación a su credibilidad entre los costarricenses. Más allá del dato normativo, es lo cierto que una elección tan compleja como la que se avecina demanda que las personas que encarnan la magistratura no dejen margen alguno de duda sobre su imparcialidad como árbitros de la contienda. Ante la mínima sombra que pueda anticiparse, los deseos personales deben ceder ante el interés superior de la sociedad costarricense de que los comicios sean zanjados sin dar excusas para cuestionar su integridad.

Soy conocedor del régimen de incompatibilidades que fija el artículo 7 del Código Electoral y de la posibilidad que este consagra, en situaciones como la mía, de excusarme de atender mis responsabilidades durante el proceso electoral; excusa que, de ser aceptada por mis pares, conllevaría una licencia con goce salarial que se extendería hasta la respectiva declaratoria de elección.

He descartado esa posibilidad. En primer lugar, porque esa excusa es improcedente. La jurisprudencia de este Tribunal ya ha precisado que no se configura el impedimento tratándose de parientes por afinidad en línea colateral, como lo son los cuñados. En efecto, en resolución de las 15:15 horas del 27 de enero de 2016, redactada casualmente por mí, se concluye que las causales de inhibitoria y excusa, previstas en el citado numeral 7 del Código Electoral, solo resultan oponibles cuando la relación de parentesco entre un candidato y un miembro de este Tribunal se de en línea directa (salvo en el caso de los hermanos por estar previsto a título expreso en la supra citada norma del Código Electoral).”.

Aun bajo el improbable supuesto de que el Tribunal modificara esa postura y aceptara mi eventual excusa, ello también acarrearía cuestionamientos sobre mi honorabilidad y la de mis compañeros, dado que significaría para mí devengar salario, por incluso un semestre, sin desplegar esfuerzo alguno para merecerlo; opción que, por ende, también considero inaceptable.

Como decía un colega del extranjero, los organismos electorales no solo administran elecciones sino, también, confianza. Consolidar y mantener esa confianza supone sabiduría y un esfuerzo constante; perderla, aún por errores involuntarios y actuaciones exentas de mala fe, puede producirse en un instante. Lo correcto es no ponerla en riesgo, porque es mucho lo que hay en juego: la convicción mayoritaria sobre la pureza de nuestras elecciones y sobre la ejemplaridad del Tribunal Supremo de Elecciones, pilar de la democracia costarricense.

Luego de más de dos décadas de magistratura y de casi tres lustros de ejercer la presidencia de este Tribunal, trayecto de vida en el que me he conducido con profesionalismo y probidad, siento la obligación de dar ejemplo de rectitud adelantando mi retiro, aunque ello depare sacrificios personales y sea doloroso para mi esposa e hijas.

No puedo dejar de mencionar que, con malevolencia irresponsable, algunos han insistido en redes sociales que tras mi retiro me espera una jugosa pensión. Usted sabe que no es cierto: primero, porque cotizo para el régimen de la CCSS y, segundo, porque carezco de la edad necesaria para jubilarme, por lo que deberé mantenerme algunos años más en mi función docente de la UCR.

Resulta revelador lo que consignaba un artículo de La Nación que hacía una semblanza mía, cuando ese diario me escogió como “Personaje” del año 2007: “Pero a la hora de imaginar el futuro, apuesta más por las aulas que por las papeletas”, cuenta el periodista y de seguido me cita: “no digo que me vaya a retirar mañana, pero no me veo décadas aquí. Quisiera tiempo para escribir más sobre derecho electoral y también sobre esta experiencia tan intensa en el Tribunal; quiero hacerlo antes de que los detalles se me olviden”.

A la larga me mantuve catorce años más. Pero digo revelador porque, con la difícil decisión que hoy comunico, mi carrera como funcionario electoral ciertamente quedó truncada antes de que finalizara mi vida laboral activa. Y del mismo modo revelador porque, en el cierre de ese mismo artículo, el periodista concluía así: “Recién al despedirme logro precisar cuál es la palabra que define la sensación que tengo desde el comienzo de la charla… un tipo pulcro, eso es”. Otra persona pulcra, quien en vida se llamó Niní Chinchilla y que tuve el honor de ser su yerno, también tenía claro que hacer lo correcto no siempre es fácil ni bonito. Por ello, cuando sintió que su moralidad se tornaba incompatible con prácticas políticas que no podía corregir, abandonó su curul legislativa a la mitad de su mandato. Y, sí, también retornó a las aulas universitarias y a su nombramiento de medio tiempo para culminar su trayectoria laboral y profesional.

Por todo lo expuesto me permito informarle que renuncio al cargo de magistrado del Tribunal Supremo de Elecciones. Para poder cumplir con mi obligación de dar el preaviso del caso, esta renuncia no puede ser inmediata. Se hará efectiva a partir del 16 de diciembre de 2021. Del 9 de noviembre al 14 de diciembre, me acogeré a mis vacaciones, cuyo disfrute solicito por este medio.

Note, señora vicepresidenta, que el 15 de diciembre próximo estaré en ejercicio de la magistratura del TSE y de su presidencia. Así lo he querido para presentar ese día el informe de labores al que estoy legalmente obligado, así como para despedirme apropiadamente de la querida familia electoral. Reservo ese momento para hacer los agradecimientos a tantas personas que han hecho posible que este tercio mi vida dedicado al quehacer electoral haya sido venturoso y de provecho para la Institución y el país.

Le ruego hacer del conocimiento del pleno de magistrados lo expuesto, a cuyos integrantes doy testimonio de mi imperecedero cariño.”.

Sale del salón de sesiones el señor Magistrado Presidente Sobrado González.

Se dispone: Al tener por presentada la renuncia del señor Sobrado González a su cargo como Magistrado y Presidente de este organismo electoral, con rige a partir del 16 de diciembre próximo y en virtud de la inscripción de las candidaturas de su cuñada, Ana Lupita Mora Chinchilla, este Tribunal, en primer lugar, desea expresar que, si bien su decisión nos llena de pesar, el sentimiento más fuerte en la institución en este momento es de orgullo. Don Luis Antonio -aunque considera que con ello interrumpe abruptamente su carrera como juez electoral y consciente de los impactos negativos que esa decisión entraña para su familia- estima, sin que la ley lo obligue, que la ética republicana así se lo demanda. Con su decisión, el Dr. Sobrado privilegia, por encima de sus legítimos intereses personales, incluso de sus derechos, el prestigio y la credibilidad del Tribunal Supremo de Elecciones y la confianza de la ciudadanía en la pureza de los comicios, histórica lección cívica, no solo para los costarricenses, sino también luminoso caso de ejemplaridad pública en las Américas.

En segundo lugar que, aún sabiendo que esta no era la forma en que don Luis Antonio deseaba concluir su magistratura, con esta decisión pone un punto final a la misma plenamente coherente con el carácter que él le imprimió a su paso por el Tribunal Supremo de Elecciones. Como se consignó en los sucesivos acuerdos en los que sus compañeros Magistrados le renovamos la confianza para que ocupara la Presidencia, asumió esta “en un momento crítico que exigía liderazgo certero y solidez jurídica”, con el cual “fortaleció (…) la posición institucional (…) en los foros internacionales de organismos homónimos.” (acta n.° 71-2012 del 23 de agosto de 2012). En los años de la primera segunda ronda electoral, las primeras elecciones municipales (en diciembre del año de elecciones nacionales y luego a mitad de cuatrienio presidencial y legislativo), del primer referéndum y de la adaptación de la institución a la reforma integral de la legislación electoral (que, entre otros progresos, positivó la jurisdicción electoral jurisprudencialmente desarrollada con su liderazgo), fueron imprescindibles, aparte de “su probada solvencia moral y profesional”, su calificada lectura de las circunstancias” y “su visión audaz e innovadora en materias como la tecnológica” y “la de mejoramiento constante del servicio público y de rendición de cuentas, en beneficio de los usuarios” (acta n.° 61-2015 del 21 de julio de 2015). Agradeceremos siempre su certera dirección de nuestro equipo, la “atinada definición y organización de la agenda de trabajo, la acertada conducción de las deliberaciones de este pleno y el fortalecimiento de las relaciones interinstitucionales”. Particularmente, su “desempeño en el ámbito de la comunicación institucional fue decisivo para la elaboración de estrategias diferenciadas y proactivas que permitieron la divulgación adecuada y oportuna de información a los diferentes participantes en el proceso electoral. Iniciativas como Votante Informado y la presencia reforzada en medios de comunicación digitales y tradicionales -por él impulsadas- garantizaron transparencia y acceso a la ciudadanía, a los partidos políticos y a los medios de prensa”. A ello hay que añadir su decidida promoción de la reflexión académica y ciudadana en torno al fenómeno electoral, cuyas más emblemáticas materializaciones son la Revista de Derecho Electoral (con 32 números a la fecha) y el Museo de la Democracia. No menos importante fue “su aporte al desarrollo de herramientas tecnológicas en el campo registral (…) que permitió la implementación de la inscripción -en línea- de nacimientos, matrimonios y defunciones, en beneficio de la celeridad y seguridad jurídica que demanda la inscripción de hechos vitales y actos civiles.”. Si en estos años el Tribunal alcanzó los más altos niveles de reconocimiento internacional, como el obtenido en el Índice de Integridad Electoral, aparte del profesionalismo de toda la organización, fue gracias a “quien ha sabido asumir con responsabilidad y compromiso su Presidencia” (acta n.° 77-2018 del 9 de agosto de 2018). Finalmente, en los que sin saberlo serían sus últimos meses de gestión, nos ayudó a “enfrentar el inédito contexto de la pandemia”, sin dejar, por ello, de seguir inspirando a la institución hacia nuevos derroteros de eficiencia e innovación. Prueba de ello son “los avances en digitalización de servicios que incluyen, entre otros, la inscripción de candidaturas” y “la acreditación de fiscales”, “así como en el impulso de estrategias de alfabetización digital para la vida en democracia” (acta n.° 53-2021 del 22 de junio de 2021). Estas características de su gestión y liderazgo explican la confianza depositada en don Luis Antonio por sus compañeros Magistrados, quienes le extendimos consecutivamente su designación como Presidente de la institución, cargo que ostentó ininterrumpidamente desde 2007; período cuya duración, por cierto, no tiene precedentes en la historia del Tribunal Supremo de Elecciones y sobresale en la de los organismos electorales interamericanos. En síntesis, nosotros, que pudimos apreciar de cerca su gestión, damos testimonio de su compromiso de trabajo, su inteligencia sobresaliente, su integridad y su bonhomía; su carácter de hombre de bien.

Tercero, que, no obstante la sentida ausencia que significará esta decisión de don Luis Antonio para la familia electoral, la solidez institucional del Tribunal Supremo de Elecciones se fundamenta en la mística, integridad y solvencia técnica de todo su equipo humano, y esas fortalezas nos permiten garantizarle a los costarricenses unas elecciones nacionales impecablemente organizadas, como aquellas a las que estamos acostumbrados, según los más altos estándares internacionales. Como desde hace más de 70 años, esta institución conducirá a la sociedad costarricense, con la serena autoridad de su prestigio y buen hacer, a la renovación en paz y libertad de sus autoridades de gobierno. Ese es el servicio que tenemos el honor y la obligación de prestar al país y en esta ocasión será, a la vez, nuestro mejor tributo al legado de don Luis Antonio Sobrado González.

Vista, por último, la solicitud de disfrute de vacaciones que hace el Magistrado Sobrado González, del 9 de noviembre al 14 de diciembre de 2021, se aprueba y, para sustituirlo durante ese lapso, previo sorteo de rigor, se designa al señor Luis Diego Brenes Villalobos.

Proceda el Departamento de Comunicaciones y Relaciones Públicas con su divulgación interna y externa. ACUERDO FIRME.

A las nueve horas con treinta minutos terminó la sesión.

 

 

 

Luis Antonio Sobrado González

 

 

 

 

Eugenia María Zamora Chavarría

 

 

 

 

Max Alberto Esquivel Faerron

 

 

 

 

Luz de los Ángeles Retana Chinchilla

 

 

 

 

Hugo Ernesto Picado León