ACTA N.º 90-2013
Sesión solemne celebrada por el Tribunal Supremo de Elecciones a las diez horas del dos de octubre del dos mil trece, con asistencia del señor Magistrado Luis Antonio Sobrado González -quien preside-, la señora Magistrada Eugenia María Zamora Chavarría, el señor Magistrado Max Alberto Esquivel Faerron, la señora Magistrada Marisol Castro Dobles, y el señor Magistrado Fernando del Castillo Riggioni, acompañados en la mesa principal por la señora Presidenta de la República, Laura Chinchilla Miranda, el señor Presidente de la Asamblea Legislativa, Luis Fernando Mendoza Jiménez, la señora Presidenta de la Corte Suprema de Justicia, Zarela Villanueva Monge y el señor Ministro de Seguridad Pública, Gobernación y Policía, Mario Zamora Cordero y en presencia de altos personeros del Gobierno de la República, del Cuerpo Diplomático acreditado en el país, de representantes de los partidos políticos inscritos y público invitado.
ARTÍCULO PRIMERO.- El señor Magistrado Presidente Sobrado González procede a abrir la sesión solemne de convocatoria a elecciones presidenciales y legislativas de 2014.
ARTÍCULO SEGUNDO.- El Tribunal Supremo de Elecciones emite el decreto n.° 11-2013, el cual se procede a firmar en el mismo acto y que literalmente dice:
"N.º 11-2013
EL TRIBUNAL SUPREMO DE ELECCIONES
De conformidad con lo establecido en los artículos 9, 99, 102 inciso 1), 106, 107, 116, 133, 134, 136 y 138 de la Constitución Política; 52 inciso k), 147, 148, 150, 151, 166, 202 y 205 del Código Electoral,
DECRETA
ARTÍCULO PRIMERO.- Se convoca a todos los ciudadanos inscritos como electores en el Departamento Electoral del Registro Civil para que, ejerciendo el derecho constitucional al sufragio en votación OBLIGATORIA, DIRECTA Y SECRETA, concurran a las respectivas juntas receptoras de votos el día domingo dos de febrero de dos mil catorce, a fin de que procedan a elegir Presidente y Vicepresidentes de la República para el período constitucional comprendido entre el ocho de mayo de dos mil catorce y el ocho de mayo de dos mil dieciocho y Diputados a la Asamblea Legislativa para el período constitucional comprendido entre el primero de mayo de dos mil catorce y el treinta de abril de dos mil dieciocho. Las elecciones se efectuarán en todo el territorio nacional, desde las seis hasta las dieciocho horas de ese día, ininterrumpidamente, según lo establece el artículo 166 del Código Electoral.
ARTÍCULO SEGUNDO.- Según lo preceptuado en el artículo 106 de la Constitución Política, los cincuenta y siete Diputados a la Asamblea Legislativa se elegirán por provincias, en cantidades proporcionales a la población de cada una de ellas y de acuerdo con el censo general de población más reciente, el cual para la elección a la que aquí se convoca, corresponde al del año dos mil once. Se elegirá, en consecuencia, el siguiente número de Diputados por provincia:
CANTIDAD DE DIPUTADOS A ELEGIR POR PROVINCIA |
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PROVINCIA |
CANTIDAD |
SAN JOSÉ |
19 (DIECINUEVE) |
ALAJUELA |
11 (ONCE) |
CARTAGO |
7 (SIETE) |
HEREDIA |
6 (SEIS) |
GUANACASTE |
4 (CUATRO) |
PUNTARENAS |
5 (CINCO) |
LIMÓN |
5 (CINCO) |
TOTAL |
57 (CINCUENTA Y SIETE) |
ARTÍCULO TERCERO.- En atención a lo que establece el artículo 151 del Código Electoral, los partidos políticos que participen en la elección de Diputados designarán, además, un exceso de candidatos a esos cargos de un veinticinco por ciento, el cual será por lo menos de dos candidatos, por lo que deberán designar un exceso de cinco candidatos a Diputados por la provincia de San José, tres por Alajuela y dos por cada una de las demás provincias.
ARTÍCULO CUARTO.- El plazo para la presentación de solicitudes de inscripción de candidaturas ante el Registro Electoral vence a las dieciséis horas del día viernes dieciocho de octubre de dos mil trece, según lo establecido en el artículo 148 del Código Electoral.
ARTÍCULO QUINTO.- De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 138 de la Constitución Política, en caso de empate en la elección Presidencial –sea en la primera elección o, de ser necesaria, en la segunda– se tendrá electo Presidente al candidato de mayor edad de entre las nóminas que hubieren obtenido igual número de votos; asimismo, en caso de empate en la elección de Diputados se aplicará análogamente dicha norma y el artículo 202 del Código Electoral, en orden a tener por electo al candidato de mayor edad entre los que estuvieren disputando un escaño en situación de empate.
ARTÍCULO SEXTO.- Independientemente de la escala en la que estén inscritos los partidos políticos, las designaciones de los candidatos a Presidente, Vicepresidentes de la República y Diputados a la Asamblea Legislativa deberán recaer en ciudadanos que cumplan con los requisitos que establece el ordenamiento jurídico, en cada caso, y de conformidad con lo que prescriban sus propios estatutos sobre el particular, debiendo ser ratificadas por la asamblea superior de cada agrupación política, tal y como lo ordena el inciso k) del artículo 52 del Código Electoral.
ARTÍCULO SÉTIMO.- Comuníquese a los Poderes de la República, a la Contraloría General de la República, a la Procuraduría General de la República, a la Defensoría de los Habitantes y a los partidos políticos inscritos. Publíquese en el Diario Oficial y en el sitio web de este Tribunal.
Dado en la ciudad de San José el dos de octubre de dos mil trece."
ARTÍCULO TERCERO.- El señor Mario Zamora Cordero, Ministro de Seguridad Pública, Gobernación y Policía, traslada el mando de la Fuerza Pública al Tribunal Supremo de Elecciones, entregando simbólicamente al señor Magistrado Presidente Sobrado González el estandarte de la Fuerza Pública.
ARTÍCULO CUARTO.- El señor Magistrado Presidente Sobrado González pronuncia el siguiente discurso:
"“Cambia lo superficial, cambia también lo profundo, cambia el modo de pensar, cambia todo en este mundo, cambia el clima con los años, cambia el pastor su rebaño y así como todo cambia, que yo cambie no es extraño”.
Y que Costa Rica cambie, tampoco.
Buenos días. Hoy el Tribunal Supremo de Elecciones llama una vez más a los costarricenses a las urnas. Y lo hacemos conscientes de que la sociedad costarricense ha cambiado. Cito esa memorable canción, a la que dio voz Mercedes Sosa, porque convocamos a las urnas convencidos de que si nuestros procesos electorales ya no son como antes es, sencillamente, porque nosotros ya no somos como antes. Y eso, queridos amigos, en vez de sumirnos en la nostalgia y los lamentos, debe hacernos reflexionar sobre nuestro presente y los desafíos que nos impone. Ya no veremos los techos de zinc saturados de banderas partidarias, probablemente no presenciaremos multitudes cargadas de fe y porras, como en las plazas públicas de antes, o echemos de menos los carros ataviados con los colores políticos pitando en la Avenida Central … pero eso no quiere decir que ya los costarricenses no vivamos las elecciones. La algarabía electoral de los sesentas, setentas, ochentas, era más que comprensible: hacía apenas unas décadas atrás nos habíamos matado entre hermanos en una guerra en la que la pólvora y la sangre resolvió lo que no fuimos capaces de arreglar mediante el sufragio. Independientemente de quién ganara, los costarricenses sabíamos que como pueblo nos habíamos superado, habíamos dado un paso firme hacia nuestra convivencia democrática. Perfeccionamos el sufragio como mecanismo y eso nos dio una paz y una estabilidad excepcionales en la región. Había que celebrarlo. Pero el tiempo ha pasado y hemos cambiado. La nuestra, hoy, es una democracia madura, con una ciudadanía crítica, exigente.
En el Tribunal Supremo de Elecciones no vamos a fingir como si todo siguiera igual. Sí, lo nuestro sigue siendo una fiesta electoral. Cualquiera que tenga ojos para ver lo que pasa en otras partes del mundo, cualquiera que comprenda el horror del autoritarismo, sabe que celebrar nuestra democracia sigue estando más que justificado. Pero a la celebración le hemos añadido mesura y al entusiasmo, reflexión. Somos una sociedad políticamente adulta, que ha cambiado las pitoretas por las preguntas directas, y el confeti por el reclamo frontal. No olvidamos los éxitos del pasado pero nos preocupa el futuro y acumulamos insatisfacciones con el presente.
Hoy reconocemos los problemas que nos enojan y que queremos resolver. Hay también temas complejos que provocan desencuentro social y a los que habremos de encontrarles solución. Tenemos aspiraciones cada vez más altas y ya no nos conformamos con poco.
Estas elecciones tienen que ver con todas esas cosas: las que nos preocupan y molestan, las que nos tienen enfrentados y las que anhelamos. No se equivoque: estas elecciones no se tratan de si equis o ye candidato gana la presidencia. El proceso electoral que hoy inicia trata más bien de todas esas cosas que nos resultan tan importantes y por eso hablamos de algo mucho más serio. Es en ese tono que hoy llamamos a los costarricenses mayores de dieciocho años para que, con el voto que emitan en cuatro meses, escojan democráticamente a nuestros próximos gobernantes.
Y voy a dirigirme primero a ellos, a los ciudadanos, y permítanme hacerlo con total claridad: costarricenses, las elecciones del próximo dos de febrero son de ustedes. No de los partidos políticos ni mucho menos de este Tribunal, sino de ustedes. Ustedes son el Soberano de Costa Rica. La banda presidencial y las cincuenta y siete curules desde las que se gobernará el país por los próximos cuatro años, están en sus manos. Ese es su derecho como hombres y mujeres libres de esta patria, y esa es también su enorme responsabilidad.
Desde el Tribunal Supremo de Elecciones los animamos a votar. Sí, ser ciudadano es muchísimo más que votar cada cuatro años. Es informarse, asociarse con quienes piensan parecido, y debatir y llegar a acuerdos con quienes piensan distinto. Y sí, ser ciudadano también es protestar y quejarse. Pero votar es fundamental. Lo digo porque sabemos que estas elecciones se darán en un marco de malestar ciudadano, de mucho enojo con la política y los políticos, y que podría incrementarse la abstención, pero las democracias maduras como la nuestra no deben temer al malestar ni a la crítica sino a la indiferencia y al tedio. Ese malestar es una buena razón para participar, no para renunciar a la condición de ciudadano quedándose al margen. Desentenderse de los asuntos públicos está bien para vasallos o rebaños, pero para un ciudadano es inaceptable. Les insistimos en que el voto informado es la principal herramienta de los ciudadanos para controlar el comportamiento de los políticos. El voto utilizado como método para premiar o para castigar las gestiones públicas es la forma más efectiva de presionar para que el rumbo del país sea el que sus ciudadanos, empoderados, quieren. Abstenerse, votar en blanco o anular el voto (que para efectos prácticos es lo mismo), no logra nada. El próximo ocho de mayo habrá nuevo gobierno: sí o sí. Se le entregará la banda presidencial al candidato más votado sin importar cuántos costarricenses se queden en casa el día de las elecciones. Cualquier otra alternativa es constitucionalmente imposible: no podemos prolongar el mandato del gobierno actual ni entregarnos a la anarquía, ni, desde luego, entregarle la banda presidencial al representante de los abstencionistas o de los votantes en blanco, sencillamente porque no existe.
De todas formas (y quiero que esto quede muy claro), en el Tribunal Supremo de Elecciones respetamos la libre decisión de quienes escojan no votar. Aunque constitucionalmente su abstención no tenga ningún efecto sobre el resultado, respetamos a quienes así quieran expresarse el próximo dos de febrero. Al fin de cuentas, nuestro deber como Institución es escuchar con respeto lo que los costarricenses quieran decir ese día ... aún a los que hablan con su silencio. Una vez más, como desde hace más de seis décadas, este Tribunal cumplirá fielmente con el mandato que recibió del pueblo de Costa Rica: escuchar su voz …y sobre todo garantizar que esta pueda expresarse libremente en las urnas y asegurar que su voluntad soberana se respete.
Nuestra misión es escuchar y, con base en lo que ustedes digan en las urnas, entregarle el poder a quien ustedes escojan. Todo lo que aquí hacemos y haremos, ir por el voto de los ticos en cualquier país del mundo en que se encuentren, acercarnos al aeropuerto o a centros comerciales para facilitarle a los ciudadanos la actualización de su lugar de votación, poner mesas en asilos de ancianos y en cárceles, penetrar en nuestras comunidades indígenas o adaptar los materiales electorales para que las discapacidades no sean barreras para votar, todo eso que hacemos, tiene como único fin el permitir que el pueblo soberano se pronuncie, que su voz se oiga alta y clara. Y si organizamos un ejército de fiscales, observadores, delegados y auxiliares, y si perfeccionamos tecnológicamente un sistema de transmisión de datos y de transporte de los sacos de papeletas con ge pe eses y chips electrónicos y si hacemos un escrutinio riguroso en el que los propios magistrados nos arrollamos las mangas y nos sentamos con los representantes partidarios a considerar mesa por mesa, es para garantizar que esa voz del pueblo sea sentencia definitiva e inapelable, para que nunca el poder político caiga en manos distintas a las que la voluntad popular escogió. De modo que todos los costarricenses, los que voten por equis, ye o zeta partido, los que no voten o voten en blanco, pueden tener plena certeza de que el Tribunal Supremo de Elecciones les garantizará su libertad para hacerse oír, escuchará su voz y se asegurará de que sea esa voz la que determine quiénes serán nuestros próximos gobernantes.
Debo añadir, además, que siempre en el espíritu de potenciar la fuerza de esa voz popular que se expresa en las urnas, en estas elecciones ampliaremos el proyecto “Votante informado”, que iniciamos en los procesos de 2006. A través de nuestro Instituto de Formación y Estudios en Democracia nos encargaremos de que en radio, televisión y en la web, los ciudadanos tengan acceso a información valiosa sobre los candidatos y sus propuestas, y a debates y conversatorios con todas las alternativas políticas contrastadas, porque sabemos que la potencia democrática del voto ciudadano depende de la información con que este cuente para tomar su decisión.
En segundo lugar quiero hacer un llamado a los partidos políticos y a los políticos como individuos. Estimados amigos, tienen un reto enorme en este proceso electoral: el entusiasmo con que los costarricenses participen en él depende de ustedes. El escenario les pertenece. Durante los próximos cuatro meses todos los costarricenses estaremos especialmente atentos a lo que tengan que decirnos, a sus propuestas, a sus ideas y a las ilusiones compartidas con las que quieran recordarnos que la política sigue siendo la más noble y digna de las profesiones a la que puede dedicarse una mujer o un hombre libre. Nuestra sociedad ha cambiado y urge que todos, ustedes como políticos y los órganos del Estado (incluido este Tribunal), leamos esos cambios en las necesidades y exigencias de nuestro pueblo. Es un pueblo al que ya no le entusiasman colores políticos ni caudillos. Quiere propuestas claras y soluciones concretas… y quiere que se le respete y tome en cuenta, en serio.
Es evidente: los partidos deben recuperar su capacidad de diálogo con aquellos a los que aspiran a representar y este proceso electoral que hoy arranca es una oportunidad de oro para ello: ¡todos los reflectores están sobre ustedes! Ustedes tienen la palabra. Cuéntennos con claridad y detalle cómo ven el país y qué proponen para su mejora, y ábranle las puertas de sus estructuras partidarias de par en par a la gente para que se meta de lleno en ellas y participe. Es gente que ya no se conforma con ondear banderas y corear el nombre del candidato. Ciudadanos que quieren acercarse a la política de una forma distinta, en la que puedan expresar no solo su simpatía y entusiasmo, sino también sus dudas y opiniones.
Tengo también unas palabras para los amigos de la prensa. Señores periodistas, en una democracia ustedes no son importantes. Son indispensables. En esta época, el espacio público para el diálogo en sociedad, el lugar donde se discuten los asuntos comunes, ya no es la plaza del mercado, ni los parques en el centro del pueblo, sino los medios de comunicación (junto, claro, a las cada vez más vibrantes redes sociales). Los medios median, intermedian entre los distintos sectores de nuestra sociedad y entre los políticos y los ciudadanos. Entonces ¡ayúdennos a comunicarnos! Faciliten el diálogo. Apórtenles a los ciudadanos información para decidir, no dramas y pleitos para entretener. Hagan las preguntas incómodas, cuestionen la viabilidad de las promesas de campaña y apliquen todo el rigor del periodismo profesional. ¡Todos les estaremos en deuda por eso! Pero por favor, no llenen de negativismo, sarcasmo y chota la cobertura de esta campaña. La política es la única forma de resolver los problemas comunes en un marco de libertad … libertad sin la cual la prensa independiente no podría existir. Dinamitar la política, amigos periodistas, es serruchar la rama sobre la que ustedes están sentados … una amarga lección que con dolor aprendieron, muy tarde, los medios de comunicación en países que se deslizaron del malestar al populismo y del populismo al autoritarismo.
Finalmente, permítanme concluir recordando cuatro principios de comportamiento electoral que son exigibles a todos en una democracia madura como la nuestra.
Uno. Aunque los discursos políticos sean apasionados, debatamos con prudencia y sensatez; al fin y al cabo esta es una discusión entre costarricenses: no tiene cabida la violencia ni la intolerancia.
Dos. Aprovechemos la campaña para discutir ideas y no perdamos nunca el respeto por el adversario político.
Tres. No caigamos en el viejo truco de echarle la culpa al árbitro. La institucionalidad electoral costarricense es sólida, confiable. Desacreditarla difundiendo mitos o rumores, o poniendo en duda, injustificadamente, su transparencia e imparcialidad, no ayuda a ganar votos, solo desprestigia a quien lo hace. El Tribunal Supremo de Elecciones no es enemigo de nadie, sino facilitador de todos.
Y cuatro. La noche de las elecciones, exijamos humildad a quien triunfe y sabiduría al que salga derrotado. Es una muestra mínima de respeto para el elector, que merece que nadie se declare vencedor antes del pronunciamiento oficial del Tribunal Supremo de Elecciones.
Costarricenses, el Tribunal convoca a estas elecciones con la experiencia acumulada de 20 procesos electorales organizados, pero con tanta ilusión como si fuera el primero. Y de hecho será el primero en el que los compatriotas que han debido dejar su tierra podrán participar allá desde el país en que se encuentren. Será el primero, también, en el que se aplicará la paridad de género, con regla de alternancia, a las candidaturas a la Asamblea Legislativa. Dos innovaciones de extraordinaria potencia inclusiva, porque una democracia madura es una democracia que derriba las barreras de la exclusión y hace realidad el principio constitucional de igualdad, basado en nuestra convicción moral de dignidad humana de todos los hombres y todas las mujeres.
Convocamos a las urnas a todos aquellos que sepan “ser libres, no siervos menguados”, porque en democracia no existe fuerza alguna que sea capaz de detener a un pueblo decidido a ser el arquitecto de su propio destino. Porque democracia, costarricenses, significa que este país les pertenece, que la última palabra siempre la tienen ustedes, y que este Tribunal velará para que el próximo dos de febrero su voz se escuche y su veredicto se cumpla.
Muchas gracias por escucharme."
ARTÍCULO QUINTO.- El señor Magistrado Presidente Sobrado González levanta la sesión solemne.
A las once horas terminó la sesión.
Luis Antonio Sobrado González |
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Eugenia María Zamora Chavarría |
Max Alberto Esquivel Faerron |
Marisol Castro Dobles |
Fernando del Castillo Riggioni |