Abstract:
El artículo explica por qué tanto la información sobre los asuntos públicos como el conocimiento para aprovecharla, con que cuenten los ciudadanos, son claves para el ejercicio de sus deberes y derechos políticos, y por qué la desinformación y la desigualdad son graves obstáculos para la efectividad de esa intervención ciudadana en la discusión y decisión de los asuntos comunes. Advierte que, frente a esa situación, han surgido cuatro propuestas de superación de la crisis de la democracia (la epistocrática, la tecnocrática, la sorteocrática y la de la ciberdemocracia populista) que son peligrosamente antipolíticas o antidemocráticas. Confronta esas propuestas haciendo una apuesta por la profundización de la democracia desde su principio ético fundamental: el reconocimiento universalista de la capacidad de agencia en cada ciudadano. Concluye señalando líneas de reforma y acción política para hacer más efectiva y real esa condición.