Abstract:
Aunque el artículo 98 garantiza que la creación de partidos políticos y el ejercicio de su actividad sean libres, ello se supedita al debido “respeto a la Constitución y la ley” y a que su estructura interna y funcionamiento sean democráticos. En ese sentido, el principio democrático se erige como un límite infranqueable frente al derecho de los partidos políticos de autorregularse. Así, esta autorregulación encuentra un límite insuperable cuando la normativa interna contradiga reglas democráticas. Una de estas reglas es que, en los procesos electorales, cada voto tenga exactamente el mismo peso o significación. La máxima “one person, one vote” refleja, entonces, el imperativo democrático relativo a la igualdad del sufragio